Se conoce como neuromito a toda creencia sobre el cerebro sin fundamento científico que se propaga entre educadores y especialistas (Ferreira, 2018). En este artículo, te voy a hablar sobre los estilos de aprendizaje, uno de los neuromitos de mayor difusión en educación.
Primeramente, vale la pena preguntarnos ¿qué propone el neuromito estilos de aprendizaje? Todos en algún momento hemos escuchado la consigna que “se le debe enseñar a los estudiantes en función de su estilo de aprendizaje”. De igual forma, en ciertos contextos especialistas, docentes y profesionales han intentado aplicar evaluaciones sin fundamento científico que pretenden medir el estilo de aprendizaje de los estudiantes, y en función de eso, adaptar las metodologías de enseñanza-aprendizaje. Una de estas metodologías utilizadas es la metodología VAK, que clasifica a los estudiantes en un estilo de aprendizaje sensorial visual, auditivo o kinestésico (Geake, 2008), y en otros casos, se les clasifica según su dominancia hemisférica (Springer y Deutsch, 1998)
Investigaciones como la de Pashler et al. (2008) concluyó en sus resultados investigativos que no existe evidencia suficiente que establezca que enseñar por el estilo de aprendizaje favorito de la persona se traduzca en una mejora del aprendizaje. En este sentido, otros autores como Gellevij et al. (2002) proponen que hacer uso de manera simultánea de varias modalidades (visual y auditivo, por ejemplo) permite recordar la información de mejor manera en comparación a hacer uso de una única vía sensorial de manera aislada.
Querido lector, hay otras teorías que guardan relación con las neurociencias y psicología aplicadas a la educación de la cual puedes apoyarte para promover mejores prácticas educativas en el aula. Las teorías a las que me refiero son las siguientes:
1- Predictores neuropsicológicos de las habilidades académicas: variables neuropsicológicas como la percepción, atención, memoria y funcionamiento ejecutivo son claves previo y durante la consolidación de habilidades académicas como lectura, escritura, y aritmética-cálculo. De allí que considerar la madurez neuropsicológica sea un paso elemental de cara a predecir y detectar oportunamente posibles futuras dificultades en el aprendizaje (Ramírez, 2014).
2- Plasticidad cerebral: se refiere a la capacidad adaptativa del Sistema Nervioso Central para recuperar de manera parcial o total funciones que presentan algún tipo de disfunción. Esta es la razón por la cual en neuropsicología y otras especialidades se plantea la necesidad de iniciar una evaluación e intervención cuanto antes, ya que esto ayudaría a sacarle provecho a la alta plasticidad cerebral que se desarrolla durante los primeros cinco años de vida.
Querido lector, nuevamente te invito a repetir después de mi: estilos de aprendizaje es un neuromito. Debo confesar que en su momento, fue algo que me costó asimilar, ya que era un esquema que tenía internalizado, sin embargo, un componente esencial de todo buen profesional es tener la capacidad de tener una postura reflexiva, crítica y flexible, ya que como sabemos, la ciencia avanza y tenemos que tener disposición a cambiar ciertos esquemas con tal de mejorar las atenciones de aprendizaje que brindamos.
Referencias
Amarís, M. (2002). Las Múltiples Inteligencias. Psicología Desde El Caribe, (10),27-38.
Ferreira, Roberto. (2018). ¿Neurociencia o neuromitos? Avanzando hacia una nueva disciplina.
Psicólogo/Neuropsicólogo Educativo idóneo en Panamá