Introducción al Análisis Aplicado de la Conducta para padres en Panamá
🧐 En muchos casos la voluntad de acudir a un psicólogo o a un profesional de la conducta (como lo puede ser un profesional analista de conducta debidamente certificado por una agencia internacional), surge a partir de la necesidad de “cambiar las conductas” o “mejorar las conductas” de los niños. Ejemplos de esto puede ser el cambio de uso de pañales a una vasenilla, dejar de pintar las paredes de la casa, mejorar los hábitos de estudio o la necesidad expresa de la escuela de que el niño cambie su conducta ante reportes de agresiones a otros compañeros.
⚡️Cualquier conducta que genere alteraciones (incomodidad, molestia, frustración, etc) a nivel social y personal puede estar sujeta a un análisis conductual aplicado y posteriormente a modificación conductual. De acuerdo con Cooper et al., (2020) el análisis aplicado de la conducta se dedica a entender y mejorar las conductas socialmente relevantes. Este permite describir variables ambientales que influyen de manera fiable sobre estas conductas y se centra en la intervención mediante el uso de estrategias científicas que ayuden a generar mejoras en la conducta.
✌️ Es necesario considerar que para llevar a cabo este tipo de análisis se debe determinar si se está trabajando con una conducta respondiente u operante, cuales son las características ambientales bajo las cuales se está dando la conducta, que reforzadores están presentes, qué tipo de reforzadores son y cuáles se podrían usar según las preferencias de cada individuo.
🧬 En este sentido, las conductas respondientes están asociadas a la dotación genética de cada individuo, y está a su vez relacionada con respuestas reflejas. Las respuestas reflejas nos permiten protegernos de estímulos aversivos (por ejemplo, si estamos en un área en construcción, nuestro organismo puede fomentar un reflejo de parpadeo ante la presencia de partículas de cemento en nuestros ojos). En otros casos, la conducta puede ser operante, tal es el caso hipotético de un niño, a quien en este artículo llamaremos de manera ficticia como
Carlos, quien está en etapa escolar y
“necesita aprender a sentarse a hacer tareas y estudiar”. Al no ser un reflejo fisiológico se descarta que sea una conducta respondiente. Por ende, es una conducta operante y será necesario conocer los antecedentes que se está observando, la conducta y sus consecuencias. Adicionalmente, incluir las preferencias de reforzadores que en ese individuo tendría una mayor tasa de efectividad al momento de entrenarle en habilidades necesarias para el estudio.
🔎A partir de esto se entra en la etapa de evaluación donde en primer lugar se tiene que identificar y definir la conducta desde su topografía. Esto permitirá al profesional junto con las familias establecer criterios relacionados con la identificación y definición de conductas de interés. Otro aspecto importante de la evaluación conductual aplicada es la de preferencias de reforzadores, la cual proporciona información sobre las conductas de elección de la persona en ambientes naturales, y nos permite plantear hipótesis sobre la eficacia del reforzador en una condición de aprendizaje. Lo anterior podría ser de utilidad en contextos de enseñanza de habilidades adaptativas, funcionales y conductuales, tales como permanecer sentado, resolver tareas académicas, reducir la frecuencia, intensidad o duración de lenguaje repetitivo, entre otros objetivos relevantes para el terapeuta y sus familiares.
🤜🏻 En Análisis Aplicado de la Conducta (ABA) existen métodos de evaluación utilizados para evaluar e identificar conductas objetivo. Un método indirecto de evaluación son las entrevistas a padres, ya que los datos obtenidos permitirán recoger y estimar eventos actuales y futuros, ayudando a establecer una línea base de trabajo que permita identificar y priorizar conductas a intervenir. Para esto se les puede pedir a los padres que describan ¿Qué está pasando? y el ¿Por qué se busca modificar la conducta?
Igualmente, resulta fundamental y altamente recomendable solicitar entrevista a terceras personas significativas en la vida del niño, tales como maestros o cuidadores, y de esta manera poder describir la conducta en función de condiciones ambientales y de personas o eventos asociados a las mismas.
👉🏼 Dando continuidad al caso ficticio de
Carlos, sus padres explican que:
“está en 5to grado y no se logra sentar a estudiar por su cuenta. Cada vez que logramos sentarlo no han pasado ni media hora cuando ya se puso a ver una serie o a jugar con el Nintendo. La situación ha llegado al punto que hace las tareas en el carro antes de entrar a la escuela. En otras ocasiones, apresurado, empieza a estudiar la noche anterior para sus exámenes. Él podría ir mucho mejor si atendiera con prontitud sus obligaciones”.
⚡️ En casos como el anterior, los padres pueden caer en el punto de adjudicar estas conductas a un
Déficit de Atención (TDA)
o a deficiencias en el aprendizaje propias del neurodesarrollo del individuo. Sin embargo, es bueno resaltar que una
evaluación neuropsicológica puede corroborar o descartar estos problemas. Considerando que para el caso hipotético de
Carlos, se ha descartado cualquiera alteración en el neurodesarrollo, se pasa a definir “sentarse a hacer tareas y estudiar” y se delimita la conducta. Para esto es necesario realizar un análisis topográfico de la conducta. El análisis topográfico se relaciona con describir con ejemplos la conducta objetivo, ya sea por su figura o forma, permitiendo de esta manera abarcar todas las respuestas habitualmente producidas en un contexto natural. En el ejemplo del caso hipotético de
Carlos,
la conducta de “necesita aprender a sentarse a hacer tareas y estudiar” puede ser descrita de manera topográfica brindando mayores detalles. Por ejemplo: “Carlos suele levantarse del asiento y empieza a extender sus brazos hacia arriba y hacia abajo, haciendo murmullos y enunciando lo difícil que es estudiar con sueño”.
⭐️ Por otra parte, la conducta está también bajo la influencia de reforzadores presentes o ausentes en el ambiente. En el caso hipotético de
Carlos,
puede darse el caso que
“la acción de levantarse de la silla puede reforzar de manera negativa la conducta de escape de estudiar sentado”.
Al hablar de reforzamiento negativo, es importante mencionar que al igual que el reforzamiento positivo, ambos producen un incremento en la tasa de respuesta, haciendo la salvedad que en el reforzamiento negativo, la conducta (levantarse de la silla) pone fin a un estímulo que estaba presente antes de responder (dejar de estudiar).
🧠 Además, será necesario conocer con qué habilidades de estudio ya cuenta este niño (habilidades prerrequisitos). Esto es de suma importancia ya que si comenzamos un proceso de modificación conductual y se inicia la implementación de reforzadores sin tener conocimiento de las habilidades con las que cuenta el niño, podemos caer en trabajar habilidades a las cuales el menor no se encuentra preparado, dificultando aún más el proceso de intervención.
👀En el caso de
Carlos, ya sabe leer, escribir y sabe usar la agenda virtual de la escuela, por lo que sabe qué tareas tiene y sabe identificar para cuando deben ser entregadas. En la entrevista inicial los padres, indicaron que
“tiene un desorden, a veces hace las tareas que son para dentro de 2 semanas y no hace las que son para el día siguiente. Si la materia le gusta hace las tareas rápido.”
Además, los padres expresan que el niño tiene un escritorio pero casi no lo usa y prefiere hacer tareas en la cama.
📚Esto llevó a que, junto a los padres, se decidiera trabajar sobre el control de agentes distractores al momento de estudiar y mejorar el orden y la priorización de las tareas. Lo anterior permitirá a
Carlos realizar sus tareas, de forma que pueda estudiar para sus exámenes con suficiente tiempo de anticipación. Al tener conocimiento de que hay materias en las que si estudia de forma anticipada, trabajaremos con aquellas en las que no lo hace, ayudando de esta manera a generalizar conductas deseadas en diversidad de contextos y escenarios. La generalización de conductas deseadas es una de las dimensiones del Análisis Aplicado de la Conducta (ABA) que permite fomentar cambios de conducta permanentes en el tiempo, en diversos ambientes, y persistentes ,aun cuando el tratamiento se haya retirado.
🤓 Para esto será necesario aplicar reforzadores positivos y negativos específicamente sobre las conductas que se espera tener. Es importante resaltar que el uso de castigos es éticamente relegado a un segundo plano, siendo preferible el uso de reforzadores. Los castigos se deben aplicar cuidadosamente y preferiblemente bajo la orientación y supervisión de un profesional capacitado. De igual forma se debe tener claro que servirá como reforzador positivo y que será un reforzador negativo, aspecto que como se mencionó anteriormente se hace mediante una evaluación de preferencias de reforzadores.
👍🏻 Se debe tener claro que los reforzamientos se hacen sobre las conductas objetivo específicamente y no basados en la persona. Por ejemplo, debemos evitar decir
“eres un buen niño porque hiciste toda la tarea” o
“te portas mal porque no haces tu tarea como debería ser”. Es preferible hacer uso de
“me alegra que hicieras todas tus tareas con tiempo y de manera sentada, te felicito”,
halago que es considerado un reforzamiento de tipo social sobre la conducta de interés (estar sentado y hacer la tarea a tiempo).
☝🏻 Cabe señalar que si bien se trabaja de la mano de los padres, el niño también es tomado en cuenta para el proceso y sus juicios son importantes al momento de tomar decisiones. Es aquí donde el profesional debe hacer un balance entre lo que espera el padre y lo que el niño puede lograr. Además, es importante que la conducta que se vaya a modificar sea de beneficio para la persona que está siendo sujeta al análisis y modificación conductual, y no que la conducta sea seleccionada a partir de beneficios que le pueden traer a terceros. Retomando el ejemplo de Carlos, si la razón de analizar y modificar la conducta hubiera sido para exclusivo beneficio de la escuela o los padres, no sería ético que el profesional someta al niño a ese proceso. Además, este tipo de intervenciones se logran de una forma más eficiente si se incluyen las operaciones motivadoras. Estos son aquellos factores que nos permitirán fortalecer o debilitar el efecto de los reforzadores (Cooper et al., 2020).
💪 Como se ha podido observar el análisis aplicado de la conducta se caracteriza por su aplicabilidad sobre los principios conductuales y su rigor analítico, metodológico y conceptual, permitiendo ser aplicado en diversidad de contextos. Este tipo de abordaje terapéutico suele ser utilizado como intervención en casos donde hay presencia de algún trastorno del neurodesarrollo (Trastorno del Espectro del Autismo, por ejemplo). Otros contextos de aplicación del Análisis Aplicado de la Conducta es el de aplicación en escenarios escolares (prevención, abordaje y enseñanza de habilidades) en contextos de problemas de conducta, enseñanza de habilidades funcionales (ir al baño), reducir conductas no deseadas (ecolalias, estereotipias), y fomentar habilidades funcionales y adaptativas en general (permanecer sentado, incrementar el tiempo de trabajo en una tarea, incrementar la tasa de participación en clases durante la jornada escolar), entre otros.
👀 Es bueno mencionar que el Análisis Aplicado de la Conducta (ABA) se encuentra regulado a nivel internacional por diversas agencias certificadoras. Por ejemplo, tenemos la
Board Certified Behavior Analyst (BCBA®)
y
Qualified Applied Behavior Analysis Credentialing Board (QABA®) - por mencionar algunas agencias. Al menos en países como Estados Unidos, cumplir con los requisitos éticos-legales de estas agencias se considera un requisito obligatorio e indispensable para poder ejercer como Analista de Conducta certificado. Algunos de los requisitos éticos legales que se piden (al menos en un nivel de certificación BCBA, por dar un ejemplo), son las de haber acumulado horas teóricas, horas prácticas (supervisadas por otro analista de conducta certificado), contar con una formación académica a nivel de maestría, y cumplir con exámenes de certificación y de recertificación, con la finalidad de acreditar competencias académicas, éticas y profesionales.
🇵🇦 En contexto panameño, de momento a nivel administrativo y legal, tanto las normativas técnicas-administrativas de Salud Mental (véase
Normativa Técnica Administrativa Nacional de Salud Mental - Resolucion 637 del 7 de octubre del 2023) y leyes o códigos de psicología en Panamá (véase
Código de Ética Panameño y
Ley del Psicólogo Panameño del 03 de diciembre del 2002), no hacen mención de que sea vinculante el tener una certificación internacional en ABA para ejecutar o realizar programas conductuales aplicados en contextos de creación, evaluación y aplicación de programas conductuales. Sin embargo, finalizamos el artículo mencionando nuestra opinión profesional al respecto:
💪Consideramos que a pesar de no ser obligatorio el tener una certificación con una agencia certificadora ABA, no está de más que un profesional o un Centro terapéutico en Panamá o en Latinoamérica puedan aspirar a obtener certificaciones de calidad avaladas por organismos internacionales, aspecto que sin duda elevará el prestigio, reconocimiento y seguridad a las familias interesadas en adquirir servicios de terapia conductual para beneficio de sus hijos. Al final, si usted es un padre que tiene un hijo(a) con retos conductuales ¿Querrá usted atenderse con el profesional más capacitado, preparado e idóneo para dicha labor? De seguro la respuesta es sí.
🤩 Por tal motivo, desde nuestro Centro, promovemos y recomendamos el criterio de que las familias puedan tener el derecho y la voluntad de antes de adquirir un servicio conductual, solicitar o pedir evidencias al profesional sobre formaciones académicas específicas en esta área del conocimiento, con tal de garantizar procedimientos conductuales basados en evidencia científica, ética y con uso de buenas prácticas terapéuticas que garanticen el fiel cumplimiento de metas y objetivos terapéuticos.
✌️ Recuerda que si estás interesado en recibir asesoría, acompañamiento, evaluación o intervención en temáticas de salud mental, neuropsicología, conducta y habilidades funcionales, puedes escribir o llamarnos al
+507 6535 6362 y con gusto estaremos encantados de atender a tus necesidades.
Psicólogo/Neuropsicólogo Educativo idóneo en Panamá